Es muy común que los humanos lleven traumas infantiles. Estos traumas, cuando no se asimilan bien, acaban convirtiéndose en heridas emocionales que repercuten negativamente a lo largo de la vida adulta.
Los padres tienen un papel muy importante en la vida del ser humano que han colocado en el mundo, por tanto, la relación y educación que se le dé a un niño puede influir y determinar toda su trayectoria vital. Los padres deben ser conscientes de que los ejemplos que den, a través de su comportamiento y actitudes, serán modelos a seguir para sus hijos. Cuanta más armonía, disciplina, diálogo y comprensión haya entre padres e hijos, más amor se expresará en sus vidas. De lo contrario, pueden surgir los llamados traumas infantiles.
En este contenido se presentarán los principales. Verifique si tiene alguna de las heridas emocionales que se enumeran a continuación.
Tabla de contenido
Los principales traumas de la infancia.
Los traumas o heridas emocionales de una persona, en su mayor parte, tienen sus raíces en la infancia y se extienden hasta la edad adulta. Por ejemplo:
Abandono emocional
Cuando el niño es privado de la compañía de sus padres o abandonado por ellos, esta persona en la vida adulta tenderá a manifestar el efecto de esta carga emocional, teniendo baja autoestima, inseguridad y no sentirme digno de ser amado e incluso desarrollar depresión o miedo al abandono.
Todo esto puede suceder por diversas causas como:
Cuando la madre o el padre no estuvieron presentes en la vida del niño, porque no pudieron o no quisieron cuidarlo. Los padres carecen de seguridad, confianza y protección para su hijo, especialmente en situaciones de miedo y peligro, por ejemplo: niños que se quedan encerrados y solos en casa durante mucho tiempo.
En todas estas circunstancias, estos niños tendrán la propensión a crecer con miedo a ser nuevamente abandonados, manifestando complejo de inferioridad o rechazo, fragilidad emocional y desamor.
Violencia
Un niño que fue golpeado mucho por sus padres en la infancia puede terminar desarrollando una gran agresión y un comportamiento hostil y violento.
Niños sometidos a castigo físico o psicológico pueden convertirse en adultos inseguros y tener dificultades para afrontar satisfactoriamente los desafíos y problemas de la vida y, lo peor de todo, pueden en la edad adulta reproducir actitudes violentas como en la infancia, convirtiéndose en personas duras, frías, insensibles y groseras.
Esto podría resultar en Adultos difíciles que no sabrán cómo relacionarse con los demás., arreglando peleas, desacuerdos y conflictos en diversas áreas de sus vidas.
Chantaje emocional
Por vezes, os pais chantageiam o filho pequeno para ele parar de desobedecer ou chorar, como por exemplo: “Vou comprar tal coisa se você parar de fazer isso e se comportar direitinho” ou “Vou deixar de gostar de você se não fizer o que estoy mandando”.
Este tipo de comportamiento puede llevar al niño a asociar que las cosas se resuelven en base a: “Si me lo das, lo haré”, siempre queriendo algo a cambio, para hacer lo necesario en la práctica, independientemente de tener reconocimiento o alguna ganancia.
Al crecer con este tipo de condicionamiento, este niño puede convertirse en un adulto chantajeador, oportunista, egoísta o en el tipo de persona que siempre quiere jugar agradable, amable y directo para ganarse la aprobación de los demás, como le enseñaron en infancia.
mentiras
Otro problema que los padres pueden inculcar en los niños es hacer falsas promesas o mentir para conseguir su buen comportamiento y obediencia.
La forma más fácil no siempre es la mejor, porque, con este comportamiento de los padres, de no cumplir promesas o mentir, los hijos lo retienen en la memoria cargando frustración, desconfianza y pesimismo sobre la gente, además de correr el riesgo de convertirse en adultos mentirosos.
miedo a lo desconocido
Hay padres que obligan a sus hijos a perder el miedo a algo, creen que hacerlo los hará valientes.
El caso es que esta actitud de los padres puede desencadenar un gran trauma, hasta el punto de que los niños se conviertan en adultos miedosos, atrapados en la zona de confort para no arriesgar nada desconocido y nuevo. Además, muchas fobias nacen de esta presión. padres para que sus hijos enfrenten lo que les teme, sin darles tiempo para prepararse y superar el miedo de forma natural.
ansiedad de separación
La separación abrupta o conflictiva de los padres o el alejamiento del niño de ellos en la infancia tenderá a convertirlo en un adulto frágil, complejo, triste, tímido, falto de afecto y sumiso.
Humillación
Hay familias que llevan un patrón muy amplio de conflicto y discordia, transmitido de generación en generación y, en este contexto, puede ser común que los padres vivan gritando y humillando a tus hijos, generando muchos complejos, miedos, ira, resentimiento y contribuyendo a convertirse en adultos amargados, insatisfechos y enojados; o, por otro lado, para evitar pasar por lo que vivieron en la infancia, convertirse en tiranos y opresores.
Injusticia
Es posible en el entorno familiar, los padres favorecer a un niño sobre otro, y esto puede reflejarse en la vida adulta de la persona que fue discriminada y disminuida, trayendo un sentimiento de haber sido agraviado; además, puede convertirse en una persona vengativa que quiera compensar las injusticias sufridas; o, siendo muy crítica, comparando y juzgando a los demás, tal como lo experimentó cuando era niña.
sobreproteccion
Lo inverso de todos los casos anteriores también puede traer heridas emocionales y este es el caso de la excesiva protección y mimo de los padres hacia el niño, transformando a este niño en un niño. adulto dependiente indefenso y tener dificultades para afrontar las adversidades de la vida.
Cómo superar las heridas emocionales de la infancia
Hay hechos del pasado que no se pueden cambiar, pero la buena noticia es que se pueden redefinir, cambiando la forma en que los tratamos.
Si no lo hacemos, los sufrimientos de la infancia continuarán doliendo hasta la edad adulta, creando tristeza, dolor emocional, fracasos y malas relaciones.
Es importante estar atento a estos traumas para saber cómo afrontarlos y superarlos. No podemos cambiar lo que pasó, pero sí podemos cambiar lo que vendrá, entendiendo y dando un nuevo significado a nuestras experiencias del pasado y cuidando a nuestro hijo herido, que todavía insiste en revivir lo que ya pasó. De ahí la importancia de transformar nuestro presente a la hora de superar estos traumas. Como por ejemplo:
Si el niño …
fue agraviado, que el adulto se haga justicia a sí mismo, valorándose y amándose a sí mismo.
sufrió abuso y violencia, que los adultos se traten con compasión y desarrollen el amor en sus vidas, dedicándose a alguien o algo que pueda expresar ese amor.
Ha sido discriminado, engañado, chantajeado y humillado., como adulto, recupera tu integridad desarrollando el respeto por ti mismo, conociéndote a ti mismo, siendo honesto contigo mismo.
Recibió mimos y protección excesivos, al convertirse en adulto, revertir esta situación, fortaleciendo y estructurando su individualidad y teniendo mayor autonomía e independencia.
Finalmente, si tiene un trauma infantil, ¡Es hora de curar a tu hijo herido! ¡Dése lo que le faltó en la niñez y sea un adulto más feliz! Quizás necesites un psicólogo que te ayude en este camino. Si es así, definitivamente será tiempo y dinero bien invertidos.
También te puede interesar leer:
MADUREZ EMOCIONAL-PSICOLÓGICA: ¿QUÉ ES Y CÓMO HACERLO?
ESTOICISMO, LA FILOSOFÍA DE LA PAZ VIVA. 10 ENSEÑANZAS PARA LA VIDA
CAMINO, LA OBRA DEL CAMINO QUE NOS LIBERA DE LAS MÁSCARAS SOCIALES
Comparte esta entrada:
Entradas relacionadas:
- Día del padre → las consecuencias para los hijos, cuando el padre está ausente o no es muy cariñoso
- El futuro padre es tan importante como la madre para la salud del feto.
- La importancia de los abuelos en la familia y en el crecimiento de los hijos
- ¿Cómo es posible mejorar el sueño de su bebé (¡y el suyo también!)
- ¿Cuál es la mejor edad para quitarle el pañal a un niño?
- Reconozcamos el derecho de los niños a no ser campeones